El sistema de electrohilado es una técnica utilizada en ingeniería de materiales y nanotecnología para producir fibras ultrafinas y nanofibras. Consiste en extruir un polímero líquido a través de una aguja fina, conocida como boquilla o jeringa, mientras se encuentra bajo una diferencia alta de potencial eléctrico. La fuerza electrostática provoca que el polímero se estire y forme una fibra extremadamente delgada durante su trayecto hacia un colector, generalmente una placa metálica o un tambor giratorio, donde se depositan las fibras en forma de una malla no tejida. El diámetro de las fibras obtenidas puede variar desde micrómetros hasta nanómetros, y esta técnica se utiliza en diversas aplicaciones, como en la producción de materiales filtrantes, textiles avanzados, biomateriales y sistemas de liberación controlada de fármacos.
El proceso de electrohilado se caracteriza por su simplicidad y versatilidad, lo que lo convierte en una herramienta valiosa para la fabricación de nanofibras en escalas industriales o de laboratorio. La técnica permite el control preciso de las propiedades de las fibras, como su tamaño, morfología y composición, mediante la elección adecuada de los materiales, la concentración de la solución polimérica y los parámetros eléctricos aplicados. Además, la posibilidad de incorporar nanopartículas y otros aditivos durante el proceso de electrohilado ha ampliado aún más su aplicación en la creación de materiales con propiedades mejoradas, como mayor resistencia mecánica, conductividad eléctrica o capacidad de liberación de sustancias activas.
A continuación mostramos un ejemplo de prueba de un colector tipo rodillo: